CARTA A MI BEBÉ A PUNTO DE NACER

Querido hijo, 

aún no has nacido, pero desde el instante mismo que supe que te llevaba dentro te hablo, te pienso y te amo. 

Son muchas las cosas que todavía quiero decirte, que tengo pensadas para cuando llegue el momento, muchos planes para ti y muchos momentos imaginados. Y sin embargo, a veces pasan cosas que hacen que los mayores pisemos el freno, pensemos con el corazón, que es con lo que deberíamos pensar siempre, y nos replanteemos las cosas. 

No quiero tener planes para ti, quiero que te los inventes tú solo y me los cuentes, no quiero momentos imaginados, quiero que crezcas, vivas y compartas los momentos que quieras conmigo, no quiero tener cosas planeadas que enseñarte, quiero recorrer el camino contigo y aprender de tu mano  el recorrido, que nos enseñemos juntos.

Quiero que seas feliz. No quiero que le demuestres nada a nadie más que a ti mismo, quiero que te equivoques y cambies el rumbo de las cosas cuando no te gusten como van, quiero que seas valiente para tomar tus decisiones, fiel a ti, y a los que te queremos, respetuoso con tu vida y contigo mismo, porque... ¿sabes una cosa? Sólo tienes esta vida que papá y yo te hemos regalado, y no quiero que pase un sólo día en que no te merezca la pena haberla vivido, quiero que cada día antes de acostarte tengas un buen motivo para levantarte al día siguiente, que te sientas pleno, que te sientas amado.

Ser feliz no es fácil. Pero yo ahora soy feliz y es posible. Cuando seas pequeño, te daremos la mano para que no te pierdas, pero llegará un momento que sólo tú sepas qué te hace feliz. Yo lo he descubierto hace poco, porque la vida tampoco es fácil, te pone trampas que como buen jugador has de aprender a sortear. Sabrás cómo hacerlo. 

Quiero que sepas que las cosas que merecen la pena, cuestan su esfuerzo, pero tienen grata recompensa; que los grandes desafíos, dan mucho miedo, pero sólo necesitas coraje para enfrentarlos; que sólo tú puedes saber cuál es el camino que quieres recorrer, y que sólo tienes que confiar en nosotros para que te ayudemos a dar el primer paso. Te repito: no tienes que demostrarnos nada, ya lo has hecho. No has nacido, y ya te queremos, ¿hay logro mayor que ese? Sólo hónranos, y sé feliz. 

Conocerás mucha gente a lo largo de tu vida, aprende algo de cada una de ellas. Aunque algunas te duelan, las personas te enseñan, sé inteligente siempre para sacarle provecho a las malas experiencias, ríete de las decepciones y conviértelas en cosas aprendidas. Llora cuando lo necesites, los chicos también lloran.  No te vengues ni desees mal a nadie, siente pena por quien no sabe sacarle jugo a la vida. Hazte querer, y quiere. Sonríe. Siempre.

Y no te rindas. Aunque las cosas se pongan feas, aunque te sientas cansado y desolado, piensa que siempre siempre vas a ser lo primero para nosotros, que no vamos a estar siempre para arreglar el problema, pero sí para tenderte la mano y pasar la noche en vela contigo.

Recuerda que a partir de ahora, mi felicidad y la de papá, va atada con una cuerda invisible a la tuya, y que las cosas que de verdad importan, son invisibles a los ojos.

Mamá