TE LO DEDICO MAMÁ

Este fin de semana hace dos semanas que me convertí en mamá, que nació mi principito, mi razón de vivir... Dicen que el embarazo es la etapa más maravillosa en la vida de una mujer, y juro que yo lo he disfrutado muchísimo: me he sentido querida y cuidada por las personas que me quieren, respaldada en mis decisiones y alentada cuando las cosas se han puesto difíciles.

Hoy es domingo, día en que aprovecho para escribir sobre mí, para compartir las fotos bonitas de la semana, para hablar de mis sentimientos y dedicar unas palabras a las personas que quiero.

Pero nada es comparable a lo que me hace sentir él, cada día, cada hora, desde que nació.

Cuando me quedé embarazada lloré de la alegría, estaba por cumplirse mi mayor sueño. Pero nada es comparable a lo que lloré cuando nació él. Cuando las cosas se han puesto feas en mi embarazo, lloré de miedo, pero nada es comparable al terror que sufrí cuando, recién salido de mi seno, vi que necesitaba ayuda para respirar. 

Y es que nada es comparable a él. Soy su madre y me parece el bebé más bonito del mundo desde el primer día, supongo que la naturaleza es sabia y las hormonas hacen que adores a tu bebé por una cuestión de mera supervivencia del recién nacido, pero que la naturaleza sea así de sabia a mí me hace tremendamente feliz.

La llegada de babyJC me ha hecho plantearme muchas cosas, aprender súper rápido sobre la mamá que día a día aprendo a ser, a conocerle, a saber lo que le gusta, a protegerle... Da igual todo lo que hayas imaginado durante el embarazo, cuando nace, de repente todo tu mundo se vuelve del revés, y te conviertes exactamente en la mamá que tu bebé necesita. 

Desaparece el sueño, de repente sabes cogerle, bañarle, acunarle y calmarle, de repente tienes el conocimiento y la potestad para decirle al resto del mundo así sí o así no, no le cojas, déjale o puedes tenerle. 

Eres la mejor madre porque eres SU madre. Y esa sensación es absolutamente maravillosa, como maravillosa es la sonrisa que me dedica cada mañana cuando abre los ojos y ve mi cara. 

Y de repente entiendes a tu madre, la entiendes a la perfección. Y la echas de menos a cada segundo. Y deseas que sea eterna y que nunca te falte. Y tienes miedo de que un día te falte, de no saber qué día será ese. Odias no poder compartir cada segundo con ella. 

Y te odias. Te odias por todos los disgustos, por todas las lágrimas que la has robado, por todas la veces que la has querido quitar la razón, por todos esos "qué pesada eres mamá".

Ella siempre nos dijo dos cosas: "cuando seas madre lo entenderás" y "cuando seas madre llorarás lágrimas como puños". Y efectivamente así es. BabyJC tiene 15 días y me ha enseñado que es mejor que yo, más sabio, más puro, más todo.  

Egoístamente sólo le pido al cielo que no sea como yo he sido con mi madre, porque es tan grande lo que siento por él, que me rompería el corazón en mil cachitos, aunque supongo que ser madre conlleva pagar este peaje. A lo mejor no. Lo descubriré a medida que pasen los años, a medida que mi bebé vaya creciendo y convirtiéndose en el hombre que un día será. Le prometí que siempre estaría a su lado para cuando necesitara mi mano, y mantengo la promesa. 

Sé que el tiempo pasa muy rápido, así que ahora sólo quiero disfrutar de él. De él y de mi madre. Porque ahora sé lo que significa serlo. 

Este post te lo dedico a ti. Te quiero mamá.