RELATO: EL DÍA QUE SUPE QUE NO PODIAMOS SEGUIR SIENDO DOS EN MÍ

40 semanas siendo dos corazones latiendo en un mismo cuerpo, 40 semanas en que mi prioridad natural, instintiva has sido  sólo tú, 40 semanas en que todo mi cuerpo ha dejado de funcionar como lo hacía hasta ahora para darte un lugar donde crecer, y ser.

Mi cuerpo ha sido tu casa, tu guarida, te ha mantenido alimentado y cuidado de la mejor manera que puede existir, una máquina perfecta en que los dos hemos sabido cuidarnos y comunicarnos, conocernos a la perfección sin habernos tocado, o mirado. El milagro de un amor pleno y absoluto sin ni siquiera habernos visto. La comunicación a través de cada movimiento, de cada gesto, de cada respuesta a cada palabra o caricia.

Sabes que te quiero desde el día que supe que estabas ahí, igual incluso antes ya intuía que ya no caminaba sola. Te cuido y he temido que sufrieras incluso desde que tuvieras la forma que tienes hoy. El día que me dijeron que eras niño, mi niño, el día que por primera vez te vi dentro de mi vientre, el día que a pesar de tener una cita juntos te tapaste la cara, vergonzoso, para no desvelar tus rasgos hasta el día de hoy.

Muchas veces he dicho que iba a echar de menos llevarte dentro, es un sentimiento tan especial poder sentirte, llevarte siempre conmigo sabiendo que estás bien, que conmigo nada tengo que temer porque lo tienes todo, que hoy no me creo que haya llegado el momento de decirte adiós en la forma que hasta ahora te he conocido. A partir de ahora ya no vas a ser sólo mío, siento celos sólo de pensar que otros brazos van a tenerte, me hubiera gustado parar el tiempo hace unas semanas, o poder exigirle al mundo que frene, que te quiero sólo para papá y para mí. Y sé que no puedo. 

Ya no cabemos, no estamos a gusto como hace unas semanas, sé que no tienes el espacio de hace unas semanas para moverte, jugar dentro de mí, pegarme cuando no te gusta una postura mía o devolverme con tus manitas mis caricias sobre la barriga. No me puedo sentir culpable, no doy para más, y supongo que ha llegado el momento para los dos. Sabíamos que llegaría.

Me dicen que tenerte será lo mejor que me haya pasado nunca, que cuando te vea la cara no podré pensar en otra cosa que no seas tú, que toda yo dejaré de existir para el mundo y que mi único pensamiento serás tú y tu bienestar. Sé que será así. Como es desde el mismo día que te sé que te llevo dentro.

Pero ha llegado el momento en que sé que ya no cabemos los dos en mí. Que quieres salir, que quieres comenzar tu vida fuera de mí. Me da pena, mucha, pero sé que es de la naturaleza que cada uno vivamos nuestra vida.

Estoy orgullosa de estas 40 semanas juntos, en que sé que nos hemos querido profundamente aunque tú nunca vayas a recordarlo, en que como madre primeriza me he enfrentado a situaciones nuevas que he tenido que encarar, miedos a los que he tenido que  hacer frente y situaciones nuevas que vendrán y tendré que aprender a resolver. Prometo hacerlo. Por ti, por él y por mí. Porque ahora  los 3 seremos los protagonistas de una historia que comienza.

No me da miedo ni vergüenza escribirte, al revés, quiero poder dejar plasmados estos sentimientos para no olvidarme de ellos nunca.

No sé cuánto tiempo falta para ponernos cara, pueden ser horas o quizá días. Pero quiero que sepas que estoy preparada, que dejo la decisión en tus manos.  Que no tengas miedo, porque voy a cuidarte como hasta ahora, tendremos que aprender a comunicarnos de otra manera, pero sabremos hacerlo. Lo más importante y difícil ya lo hemos hecho: crear el vínculo, ese lazo invisible que nos unirá siempre, del que podrás tirar cada vez que sientas perdido o al que podrás volver siempre que quieras o lo necesites. Las 40 semanas de felicidad plena, de amor absoluto que me has reglado, lo merecen.

Cuando estés listo, te espero

Te quiere, Mamá.