TRABAJAR EN CASA, TAN DIFICIL COMO COMBINAR UNA CAMISA DE RAYAS

Y es que parece una bobada, pero a pesar de encantarme, las camisas de rayas me parecen difíciles de llevar de manera estilosa, sin parecer que vas a cortar leña. Pues así es como veo yo lo de trabajar en casa con el bebé, algo que brilla, que tiene purpurina en mi cabeza pero que en la realidad, cuando tiene que sentarte a cerrar, no es tan bonito ni tan sencillo como parece.

La sociedad española no está preparada para que las mujeres seamos madres y trabajadoras molonas al mismo tiempo, porque a pesar de ser un reclamo que cada vez cobra más fuerza, lo cierto es que si todos pensáramos igual, yo seguiría con mi trabajo fuera de casa y la palabra CONCILIACIÓN no sería noticia.

A veces, te ves en la necesidad de hacer renuncias, de organizarte, de cambiar el rumbo a cambio de poder ver a tu hijo (salir a las 7 de la mañana de casa y llegar a las 10 para mí no era una opción, y menos cuando mi sueldo no me permitiría contratar a alguien que se hiciera cargo de mi hijo todas esas horas). Aparte, si mi sueldo iba a ir para la cuidadora, pues mira, lo dejo de ingresar y ya me apaño yo en casa con bebé, trabajo y lo que haga falta. Y digo apañarse porque a veces al día le faltan horas y a mí la paciencia, el bebé se come un cable, me toca una tecla, las lentejas se queman, los mails se acumulan, el teléfono arde, la lista de cosas pendientes crece y y a una se la hace un nudo en el estómago. 

¿Suficiente para tirar la toalla y encargar el cuidado del niño a otro? no.. cuando estoy hasta arriba y me lo planteo las cosas vuelven a su sitio, todo tiene sentido y lo tiene porque así lo he decidido. Soy la madre que quiero ser, 24/7, y ese es mi mayor sueldo.

Esta opción ha sido la mía, no es la mejor ni la peor, es simplemente una de tantas vueltas de tuerca a las que nos vemos obligadas en este país por falta de voluntad. Ya no hablo de políticas de conciliación, ni de derechos, ni de horarios ni de sueldos mínimos, hablo de voluntad, porque creo que este camino empieza en la empresa, en las personas. 

Y así es como una simple camisa de rayas me suelta la lengua. Que a lo que iba, siempre me han gustado y nunca las he sabido llevar, pero de repente te plantas una falda básica de las que están en tu armario hace mil años con las alpargatas que no te has quitado en todo el verano y funciona.

Y así es como debería ser con el tema trabajo y bebés. Fácil, sencillo, una cosa natural que funciona, porque un bebé no es un problema, sino un motor que mueve a las personas a funcionar mejor, y en el trabajo, a pesar del cansancio, también, porque motiva, porque hay una razón, porque te levantas y sonríe y cuando llegas a casa (a horas decentes para un paseo o el baño) disfrutas de algo grande, más que la proyección profesional o los ceros en la cuenta (en la mía pocos), o al menos, eso es lo que hay dentro de mi cabeza.

¿No? Ojalá esto de lo que hablo hoy no sea tema de debate cuando crezca mi hijo, porque en serio, a mí me parece más fácil de lo que me quieren hacer creer.

Y ahora os dejo con las fotos de mi camisa nueva de primark, que me tiene encantada...