NO SOY UNA SUPER MAMÁ... O SÍ?

Últimamente me encuentro muchas super mamás, mamás kamikazes, mamás que sólo critican, que te dicen lo mal que lo haces y lo bien que lo hacen ellas, de crítica fácil y lengua viperina. Mamás kamikazes que se lanzan a la red en busca de malas madres a las que linchar, a madres que compran potitos, que dan el biberón o que usan un tacatá. Madres que son super madres porque ellas solas se han puesto la capa, no porque la merezcan.

Esas madres no aportan porque no respetan, porque no comparten, porque no entienden ni quieren entender, porque no se ponen en el lugar de la mamá a la que linchan ni la hablan con cariño. Esas madres no me gustan.

Me gustan las mamás que comparten, que aportan, mamás de las que aprendo, mamás con dudas, mamás que tienen días grises y otros tan rosas que estornudan purpurina, mamás a las que la experiencia les ha enseñado mucho de algo pero andan perdidas con otra cosa, mamás con más y con menos, mamás que aprenden sobre la marcha, esas que son imperfectas, que no les da vergüenza reconocerlo ni se esconden, mamás de este mundo que llevan capa porque se la han ganado, mamás con alas de ángel que vuelan al reclamo de quien necesita un capote.

Me expongo porque quiero, porque me gusta compartir y porque, a pesar de las super madres de mentira que sólo critican, tengo un montón de madres con alas que me sostienen, que me ayudan, que me aportan y que me preguntan cómo lo hago yo cuando están tan perdidas como lo estamos todas. 

Hoy este post te lo dedico a ti que lees, y se lo dedico a todas las mamás que día a día, comentario a comentario, con cariño y respeto, me escriben, me ayudan, me aportan, y comparten conmigo su maternidad.

Feliz día súper mamás!